Los hombres emprenden la misión de verificar la existencia de unos restos óseos que un vagabundo denunció haber visto en una cabaña remota. Ambos son de carácter evasivo, y pese a trabajar juntos en el Servicio y de haber vivido episodios extremos, son dos extraños que se miran con desconfianza. Lo que al cabo encuentran en el sitio denunciado, es un hallazgo por completo inesperado sobre el cual tendrán miradas divergentes, hecho que habrá de cambiar sus vidas.
La forma de los hechos es una novela del amor, del odio y los rencores; de seres solitarios e incomunicados, en cuyas páginas Laura estará siempre presente, aunque en ausencia, como una esperanza de realización para Balbino Crespi. Porque si el eje principal de esta novela es el dinero, la distorsión de los valores, el despertar de ambiciones y apetitos incontrolables, y la discriminación, también es una historia del amor. Para Balbino Crespi, Laura es más importante que todo el dinero del mundo. Pero ha perdido sus datos personales después del último encuentro entre ellos, y el único sueño que alberga, es reencontrarla. Por eso conserva un libro que le han regalado en la época que él la conoció y del cual no desea separarse. Lo conserva como un fetiche que le trae recuerdos tristes y alegres a la vez.
Fernando Jerez se mimetiza con el alma de sus personajes. Son ellos los que cuentan el imprevisto cambio en el rumbo de sus vidas. Todo sucede con el trasfondo de dos épocas históricas. A ratos, el Chile de hoy parece no haber cambiado mucho, en las materias esenciales de las relaciones humanas y el bienestar colectivo, con el país que se vivía hace más de 90 años.